jueves, 31 de julio de 2008

BSport, aquel día sólo Grupo B


Si reza el refrán que una imagen vale más que mil palabras, de esta guisa abandonaban los miembros del grupo BSport ciertas oficinas de la calle Jabugo tras su primera reunión con el máximo accionista del Betis, hace dos semanas. Cinco minutos después, en la calle como siempre, un empleado del club informaba que había sido realizada una oferta por el paquete mayoritario de acciones y esa misma persona negaba a la par que estos cuatro señores fueran los de la oferta que iba a leer, y que sólo habían ido a negociar los traslados en autocar de los equipos del club.
Ítem más: una vez estaban dentro, fue llamado Ángel Martín, quien ni los conocía y que trabajaba la venta del paquete pero con Luis Castel. Tres horas duró la reunión que acabó en risas en la calle.

Y se me ocurre una pregunta: ¿Estos señores entraron para firmar un contrato de transportes y salieron como futuros dueños del Betis? Son, de izquierda a derecha, Pedro Muñoz Díaz (promotor y ex empresario de banca del BBVA), Mariano Fernández Fernández (anticuario jubilado), Juan de Dios Donaire Valenzuela (abogado) y Francisco Sánchez Quintana (gerente de la empresa de transportes Linesur), que sería el nuevo presidente del Betis.

La genial fotografía (pinchar para ampliar), publicada en Diario de Sevilla, es obra de Antonio Pizarro.

miércoles, 30 de julio de 2008

EL GATOPARDO

Me da en la nariz que no ha sabido salir de ésta sino a su modo. Tan lejos llegó en sus negociaciones con Luis Castel que se sintió acorralado y tuvo miedo. Ante la afición, ilusionada aunque sólo fuera porque se iba él, no podía dar marcha atrás. Pero no quería vender. Ni ha vendido todavía ni, me temo, venderá jamás esas acciones que le permiten manosear el Betis, aunque sólo lo que el Betis, muy por encima de él, se deja manosear. Y se inventó el grupo B, o lo promocionó. Y luego le llamó BSport. Y ahora proclama que ha dado un primer paso para la cacareada venta, justo doce horas antes de tener cita en una notaría para venderle, de verdad, su parte del Betis a Castel. ¡Qué casualidad! El guión se asemeja al de otras veces: la enésima huida hacia adelante. Su descrédito y sus despiadadas mentiras han convertido al beticismo y al mundo del fútbol en un ejército de tomases que no creerá hasta que no meta el dedo por mucha oficialidad que dé a sus anuncios y por más cobertura que éstos alcancen.
En principio, gana tiempo. Y lo fía para el 4 de octubre, cuando el equipo ya haya escalado su particular Tourmalet liguero. Veremos qué pasa entonces. De momento, dos meses de margen en la eterna huida hacia adelante.
"Algo debe cambiar para que todo siga igual", debe pensar este particular gatopardo de El Fontanal, incapaz de acabar con el Betis pese a lo que lo maltrata.

martes, 22 de julio de 2008

CASTEL DEBE JUGAR AL CONTRAATAQUE

Todo se hará cuando él quiera y como él quiera. Luis Castel debe saber que no va a comprar el Betis, sino que el actual gestor, en un gesto magnánimo, se lo va a vender, si es que se lo vende. Disfruta en Jabugo el muñidor de la película viendo cómo el joven empresario se desgasta antes incluso de asir las riendas por mor de la impericia de algún asesor que, si igual sí ha sabido acercarlo a ese despacho, no anduvo fino a la hora de dibujarle quién se sienta enfrente en esos vis a vis que tienen como sujeto paciente al Betis y a las acciones que, por desgracia, sirven para manejarlo.No debió Castel ser tan optimista ni prometer su aterrizaje antes de que el balón comience a rodar porque, sin el acuerdo firmado, no está en su mano sino en la de quien le hará pagar, en mayor o menor medida, su atrevimiento. Tampoco anda fino el sagaz ejecutivo al querer justificar su beticismo sólo por provenir de familia sevillista. ¡Como si fuera el único con semejante currículum o al que no le gusta el fútbol y, sencillamente, jamás torció por equipo alguno! Además, Ángel Torres o Fernando Roig no eran de los equipos que hoy dirigen y para sí los querría este Betis zaherido.También debió ahorrarse Castel otras declaraciones antes de ocupar el primer sillón de Heliópolis. Y, más aún, supuestos o reales compromisos con la prensa que le pueden granjear enemigos gratuitos antes de que llegue su hora.Porque el beticismo sabe lo que tiene y sabe que no lo quiere. Así que, en su mayoría, es de la idea de que el futuro jamás podrá ser peor. Es por ello que Castel debe jugar al contraataque y dejar que sea él quien diga que vende. Y, mientras, a rezar junto a los béticos.
(Artículo publicado hoy en Diario de Sevilla)

jueves, 17 de julio de 2008

Él

Era demasiado bonito para ser verdad. Cuando el beticismo, al que ya le da igual quién llegue, se va haciendo a la idea de que, por fin, él se va, llega él y le echa agua al vino como acostumbra. Si Castel, o el que sea, porque al bético ya le da lo mismo quién sea, anuncia que empezará la temporada al frente del Betis, asoma él en unas líneas amigas el mismo día rebatiendo el optimismo del joven empresario. Optimismo que es el de los béticos, el de esa mayoría cada vez menos silenciosa que sólo quiere que él se vaya. Que se vaya y deje al Betis en paz, sin importarle cómo, sino sólo cuándo: cuanto antes.
Pero a ese beticismo que ansía su marcha, y que él sabe ya que jamás reconquistará, no lo deja ahora ser feliz ni un día. En realidad, jamás lo hizo. Siempre pensó en sí mismo y, de rebote, algunos, cada día menos, se ilusionaron al rebufo de sus barrabasadas. Pero cuando ganó no supo digerir que todos eran más felices que él con algo tan inmaterial como una clasificación europea o un título. Él, al que sólo el dinero colma y apetece, jamás entenderá que el bético sólo quiere poder seguir siendo bético y que alguien como él lo deje serlo en paz con el resto de béticos y de gentes. Y cuando llega otro y empieza a abrir la puerta, él se la entorna el mismo día. Seguro que hoy piensa que esa maniobra le dará más dinero. ¿Y al bético? Y a él que le importa.

jueves, 10 de julio de 2008

¿DUDÚ PARA QUÉ?

Con el fichaje de Mehmet Aurelio en el bote, ya hay quien piensa que puede hacer de las suyas. Casualidad o no, un día antes de confirmarse la llegada del turco-brasileño ha salido a la palestra el nombre de Dudú. Mi pregunta es la siguiente: ¿Para qué quiere el Betis a Dudú? La única respuesta que me concedo es que su coste es justo la mitad que Emana, entre 3 y 4 millones de euros. Sólo así se explica que estén intentando endosarle a Chaparro al brasileño, un futbolista que suele desenvolverse en el mismo lugar que el recién firmado.
El Betis, con el medio de cierre atado, necesita ahora un centrocampista ofensivo con recorrido, un enlace con el ataque una vez que ha logrado el ancla por delante de los centrales. Y Dudú Cearense no es ese jugador, por mucho que haya jugado conyunturalmente ahí y hasta fuese capaz de hacerlo con prestancia.
Descubrí a Dudú, como muchos, en Abu Dhabi en la final del Mundial juvenil (sub 20) de 2003. Brasil venció a España con un gol postrero gracias a que el italiano Roberto Rossetti (el mismo que arbitró la final de la Eurocopa) expulsó rigurosamente a Melli en el minuto 4. Aun así, la selección de José Armando Ufarte aguantó 86 minutos. Dudú marcó unos cuantos goles y salió del torneo como Bota de Bronce y Balón de Plata, pero aquel futbolista que deslumbrara en los Emiratos Árabes no ha acabado de romper ni en Japón ni en el Rennes de M'Bia ni ahora en el CSKA de Moscú. Me extrañaría que lo hiciese en el Betis y pelín desubicado.
El brasileño tiene aires de De la Red y, aunque Mehmet Aurelio sea distinto, el complemento del turco se acerca más al perfil de Emana. El único argumento a favor de Dudú es que cuesta la mitad. Y como quien manda en el Betis se cree con licencia para todo... Habrá que esperar que Chaparro, una vez más, no se deje engatusar.

jueves, 3 de julio de 2008

LA VERDADERA HISTORIA DEL SABIO DE HORTALEZA

Es el hombre de moda. Luis Aragonés ha otorgado a España el título que ansiaba y, además, como argumenta Juan Antonio Solís en Diario de Sevilla, ha dejado un legado: el undécimo mandamiento. Éste es un estilo de juego reconocible para la selección, un trazo que debería permanecer indeleble en el futuro. Lo que a continuación se reproduce es un extracto de una entrevista que le realicé al ya ex seleccionador nacional para el Mundo Deportivo, el 22 de noviembre de 1997, cuando era entrenador del Betis. En ella, Luis explicó por primera vez la verdadera historia de El sabio de Hortaleza, apodo que le viene por mor de un hermano mayor que él que falleció joven cuando vivían en el afamado barrio de Madrid, pueblo antes de 1949. Y también su famosa frase sobre la soledad del entrenador.

-¿Por qué le molesta tanto que le digan El sabio de Hortaleza?
-Porque no sé casi nada ni me han llamado nunca así. Yo tenía un hermano, que murió, que era un hombre bastante instruido, con estudios y que polemizaba bastante; a él sí le decían El sabio, y un periodista lo cogió y me lo puso a mí. Además, a mí los apodos no me gustan; yo me llamo Luis Aragonés.
-Suárez.
-Suárez. Y así quiero ser, ni Sabio ni Zapatones… ¡tantos adjetivos!
-¿Qué es la soledad del entrenador?
-Es un gran problema. Me acuerdo de una final de la Copa de Europa del Olympique de Marsella… Un entrenador belga que ya tenía muchos años (Raymond Goethals) y que ganó, iba corriendo a abrazarse con alguien y casi todo el mundo se abrazaba a otros; lo vi solo corriendo y me dije: “Mira lo que es la soledad del entrenador”. Cuando se gana, el entrenador no pinta nada y cuando se pierde eres el epicentro de las críticas. Esa soledad es tan injusta que si no aprendes a vivir con ella te puede llevar a un mal estado tremendo.

En aquella entrevista, de la que guardo un grato recuerdo, Luis ya pensaba en retirarse cuando acabase su contrato en el Betis, en el que estuvo sólo esa temporada 97-98. Han pasado ya casi once años y ha firmado dos en el Fenerbahçe…