jueves, 3 de julio de 2008

LA VERDADERA HISTORIA DEL SABIO DE HORTALEZA

Es el hombre de moda. Luis Aragonés ha otorgado a España el título que ansiaba y, además, como argumenta Juan Antonio Solís en Diario de Sevilla, ha dejado un legado: el undécimo mandamiento. Éste es un estilo de juego reconocible para la selección, un trazo que debería permanecer indeleble en el futuro. Lo que a continuación se reproduce es un extracto de una entrevista que le realicé al ya ex seleccionador nacional para el Mundo Deportivo, el 22 de noviembre de 1997, cuando era entrenador del Betis. En ella, Luis explicó por primera vez la verdadera historia de El sabio de Hortaleza, apodo que le viene por mor de un hermano mayor que él que falleció joven cuando vivían en el afamado barrio de Madrid, pueblo antes de 1949. Y también su famosa frase sobre la soledad del entrenador.

-¿Por qué le molesta tanto que le digan El sabio de Hortaleza?
-Porque no sé casi nada ni me han llamado nunca así. Yo tenía un hermano, que murió, que era un hombre bastante instruido, con estudios y que polemizaba bastante; a él sí le decían El sabio, y un periodista lo cogió y me lo puso a mí. Además, a mí los apodos no me gustan; yo me llamo Luis Aragonés.
-Suárez.
-Suárez. Y así quiero ser, ni Sabio ni Zapatones… ¡tantos adjetivos!
-¿Qué es la soledad del entrenador?
-Es un gran problema. Me acuerdo de una final de la Copa de Europa del Olympique de Marsella… Un entrenador belga que ya tenía muchos años (Raymond Goethals) y que ganó, iba corriendo a abrazarse con alguien y casi todo el mundo se abrazaba a otros; lo vi solo corriendo y me dije: “Mira lo que es la soledad del entrenador”. Cuando se gana, el entrenador no pinta nada y cuando se pierde eres el epicentro de las críticas. Esa soledad es tan injusta que si no aprendes a vivir con ella te puede llevar a un mal estado tremendo.

En aquella entrevista, de la que guardo un grato recuerdo, Luis ya pensaba en retirarse cuando acabase su contrato en el Betis, en el que estuvo sólo esa temporada 97-98. Han pasado ya casi once años y ha firmado dos en el Fenerbahçe…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sentarse en el extremo de una mesa alargada y que en el otro lo haga la plantilla; o en el asiento 1 del autobús, con varias filas vacías a tu espalda; copar los titulares en la derrota y que sean las estrellas los que lo hagan en las victorias; o las miradas resentidas del grupo cuando alguna vaca sagrada es sacrificada... esa soledad del técnico no se paga con nada. Enhorabuena por tu blog

Anónimo dijo...

A mí el apodo que más me gusta de este tío es el que se oía en el campo del Betis: el Binguero. También se le decía el Borracho. Y por parte de los periodistas se le llamaba Caralobo. En cualquier caso y en lo que realmente me importa, Aragonés -quitando su brillante etapa de futbolista- ha sido un cabrón muy gordo en el banquillo verdiblanco. Todo lo que ha traído han sido problemas. Lo único bueno que le deseo es que lo haga bien en el Fenerbahçe, un equipo muy querido gracias a Volkan Demirel y su capacidad para parar penaltis.