lunes, 23 de junio de 2008

Un 4-3-3 con De la Red frente a Arshavin

Estamos asistiendo a una gran Eurocopa. La mejor desde que en 1996 se adoptase el actual formato de 16 selecciones. El fútbol está triunfando, pero no da tregua a ningún equipo. Nos temíamos que iba a ser “diferente” para Portugal y Holanda y, con matices, se cumplió el pronóstico. Ambas fueron eliminadas ante rivales que las superaron sobre el césped. Alemania se vistió de Alemania y Rusia se transformó al conjuro del talento de Arshavin. Croacia también sucumbió a la tenacidad turca. Modric no fue suficiente. Semih Sentürk sacó de la historia en un minuto el emotivo gol de Klasnic. La primera fase, una vez más, fue incapaz de marcar la rutina de los grandes campeonatos. Una de las principales e históricas responsables de esta máxima, empero, sí se atuvo esta vez al dictado. Italia fue la única segunda de grupo que se quedó fuera de las semifinales. Lo hizo, quizá, en la cita a priori más incierta. A estas alturas, nadie ha ganado los cuatro partidos. España es la única selección invicta, pero no es una etiqueta para exhibir con orgullo. Por mor del actual formato, confeccionado para que la final sea inédita y no un partido ya jugado en el campeonato (Grecia-Portugal), sí habrá repetición en una de las semifinales, quizá el partido más expectante del torneo.
ALEMANIA-TURQUÍA
Anda Fatih Terim en la tarea de idear una táctica para sus hombres y no al revés. Incluso se especula con la posibilidad cierta de que el guardameta Tolga actúe como delantero y deje en anécdota el debut de Molina de la mano de Clemente. De apenas diez futbolistas de campo dispone el seleccionador turco para enfrentarse a una Alemania que difícilmente soltará ya el rastro de sangre que halló frente a Portugal. Porque la historia de los teutones en los Europeos carece de grises. O caen a las primeras de cambio o se meten en la final. La amenaza que se cierne sobre el tullido ejército turco va más allá de perder un partido. Una triple carambola dio con él en semifinales y ni a cuatro bandas deberían ser capaces de evitar una goleada. Aunque Dios siga habitando en Asia Menor, la lógica del fútbol en casos como éste se antoja categórica.
RUSIA-ESPAÑA
Hasta el cambio de los factores, en estos casos intrascendentes, mosquea. Rusia ejercerá como local. España de visitante. En principio, no debe haber cambio de equipaciones y los nuestros no vestirán de oro en un partido de plata que llevaban 24 años sin disputar. Pero la diferencia principal radica en Andrei Arshavin. Europa lo descubrió hace tres días. En Sevilla se tenían noticias de él desde hace más tres años. El Zenit, que esta temporada levantó la Copa de la UEFA, se había cruzado con el equipo de Nervión las dos anteriores. La técnica, la velocidad y la visión de juego del pequeño genio de San Petersburgo no pasaron inadvertidas. Pero su físico debe generar dudas en los ojeadores y técnicos de hogaño. Hace veinte años nadie hubiese vacilado. Arshavin hizo que Kerzhakov pareciese mejor de lo que es, tarea en la que andaba enfrascado en el Zenit con Pogrebniak cuando la Eurocopa se inmiscuyó en la liga rusa. Pavlyuchenko también es otro con él a su lado. ¿O detrás? Con 27 años a cuestas, el menudo futbolista ruso juega donde los peloteros de verdad. Donde Pelé o Maradona. De diez. Por delante de balón, éste le pertenece. Él idea: pasa en corto, esprinta, centra o marca. Su frescura, con el campeonato doméstico en marcha, hace el resto. Sin Arshavin, nadie daría una peseta por Rusia. El 4-1 de la primera fase sería suficiente losa para el equipo de Guus Hiddink. Con el cerebro de Leningrado, el pronóstico vira. Hacía tiempo que un futbolista no era tan determinante un equipo, y eso congratula. Porque el fútbol siempre pertenecerá a futbolistas como él.
España arroja dos incógnitas. La primera es ir averiguando hasta el jueves cómo va la digestión de su empacho de historia y venganza ante Italia. Puede pecar de laxa y hasta sentir vértigo por lo conseguido o experimentar la dulce y novel sensación de verse a dos escalones de la gloria. La segunda duda atañe a su juego, desmejorado conforme avanzó el torneo. Si Rusia ha ido de menos a más, en el combinado de Luis Aragonés se ha producido el efecto contrario. Sin extremos y con escasas variantes en el banquillo, los laterales cada día juegan más anclados. Y el balón circula a una velocidad menor. Sólo un dato alienta el optimismo: defensivamente, ha mejorado. Puyol ha recuperado su sentido del cruce, Marchena se ha venido arriba y recuperado su contundencia y Sergio Ramos apenas se distrae y ayuda al centro. Marcos Senna, tan elogiado antes sin motivo, por fin dejó ante Italia de mirar y pasó a la acción. No es el holandés De Jong, quien dijo adiós con otro magisterio sobre qué es un medio de cierre, pero el brasileño, al menos, puso voluntad. Su sexto sentido del pase, el propio y el del rival, le otorga el dinamismo que no posee. El jueves será un hombre clave. Arshavin buscará ubicarse a sus espaldas y a sus costados. La solución reside en Luis Aragonés: De la Red por Iniesta. Triángulo de mediocentros con Xavi y 4-3-3 al canto con Silva y Villa apuntalando a Torres.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Cidi, aunque parezca una temeridad. ¿No dudarías tú en jugártela con Albiol en vez de Marchena o cargarte a Iniesta para meter a Marchena al lado de Senna? Mucho cambio, ¿no?

Nazareno de Dos Hermanas.

Meridona dijo...

Creo que el cambio de De la Red, o incluso Xabi Alonso, por Iniesta es obligado. Pero, además, debido a la mejor frescura física de los rusos, debería haber uno o dos más simplemente posicionales o hasta tácticos.

Anónimo dijo...

¿Crees que Rogelio está aún para jugar en el Betis?

Meridona dijo...

Al final vestimos de oro. Mal 'bajío' en un partido de plata.

Anónimo dijo...

Viva el Sevilla!!!!

Anónimo dijo...

A esta España de Luis le falta un Arzu para hacer frente a Arshavin. No tiene un jugador de esas características.

David dijo...

Afortunadamente algunos son periodistas y otros futbolistas y entrenadores/seleccionadores.

Qué fácil es hablar y escribir.

Ayer estuve jugando al fútbol en el charco de la pava. Casi desde niño no lo hacía, me decanté por el basket con 12-13 años y es jugando cuando uno se da cuenta de lo difícil que es jugar al fútbol y, ni te cuento, de hacerlo al máximo nivel.

De todas formas, hoy ganamos a Alemania, sufriendo, pero ganamos. Hoy va a ser el día de Torres, con los pases y el apoyo de Cesc.