lunes, 30 de junio de 2008

EL LARGO CAMINO HACIA EL TALENTO

Nadie en Europa discute el triunfo de España. Fue grandioso. El mérito no reside sólo en su exquisito gusto por el fútbol, que ya sería demasiado, sino en las víctimas que dejó en su camino. Italia y Alemania, las dos selecciones más prestigiosas de Europa, sucumbieron con justicia pese al rácano dictamen de unos resultados que debieron ser más holgados. Rusia, la que mejor fútbol practicó tras el combinado patrio, se sonrojó encajando siete goles en dos partidos.
Pero la victoria española se forjó en la adversidad. Su intrahistoria nos lleva al Mundial de Alemania. Luis Aragonés se negó a ser reo de una medio promesa a un periodista, según la cual dejaría el cargo si España no se clasificaba para semifinales, y las secuelas de la derrota ante Francia emponzoñaron el ambiente de la selección.
Aunque el hermano del Sabio de Hortaleza (esa historia la contaré otro día) se atrincheró en su creencia de que sacaría fruto de este grupo y se aferró a un contrato que tenía apenas pactado. Llegó la derrota ante Irlanda y otra más frente a Suecia, y la clasificación se le comprometía al hoy campeón de Europa. La segunda fue devastadora, pues se consumó ya sin Raúl. La prensa de Madrid no toleró la afrenta contra el capitán del Realísimo y Luis sintió en sus carnes algo más que esa soledad del entrenador que tanto proclama (también se explicará su origen en adelante).
La gestión de la crisis fue zozobrante, pero sirvió como germen del gran triunfo. Luis Aragonés, muy a su pesar, llegó a dar pena. Pero jamás agachó la cabeza y se ganó, como suele, a sus futbolistas. La polémica ausencia de Raúl los unió. Nadie se imagina al icono madridista recitando el papel de Güiza al que le obligaban Torres y Villa. Ahí se forjó el grupo.
Luego nació el equipo. Como por ensalmo, y tras un gran partido frente a Dinamarca, Luis regresó en el penúltimo choque frente a Suecia a una vieja idea de una España sin extremos. El equipo lo bordó. El estilo quedaba definido, más allá de la duda a que lo movió Villa posteriormente para jugar con dos delanteros.
El legado va más allá del memorable triunfo. España ha roto el molde y ha elevado el listón. Ya nadie se conformará con menos de unas semifinales y así se crean las grandes selecciones. Italia, Alemania, Brasil, Argentina... Sus seleccionadores han de agachar la cabeza si no llegan a la penúltima fecha. Que tome nota Del Bosque.
EL ONCE IDEAL
No es fácil elegir un equipo ideal de un evento en el que han participado dos centenares de futbolistas, pero hay algunos que no admiten discusión. Formando con un 4-2-3-1 y, como suele ocurrir, desubicando a algún jugador para no dejar fuera a algún impresicindible si otro actúa en su misma posición, éste sería el elegido: Casillas; Bosingwa, Chiellini, Marchena, Lahm; De Jong, Marcos Senna; Schweinsteiger, Xavi, Arshavin; y Villa.
Sé que Lahm regaló el gol de la final y que los turcos le cogieron las espaldas, pero me convenció más que ninguno, incluso que Zhirkov, y coló a Alemania en la final con un golazo. Aun así, los laterales fueron lo peor de esta grandísima Eurocopa que dejó partidos memorables.
No me olvido de Moutinho ni de Deco o Pepe, tampoco de Altintop, Sabri y Memeth Aurelio, ni de los croatas Srna y Modric, del propio Ballack, de Podolski, ni del pequeño Sneijder. Él, como algunos de los citados, protagonizó un campeonato en el que ganó el talento de los pequeños. Y España, amén de Xavi, lo capitalizó con Silva, Iniesta y hasta Cesc, que es alto pero juega igual de bien que los bajitos. Por fortuna, la España de Luis será recordada siempre por su juego sutil al toque y no por el gol de Torres en la final. No hablamos de una heroicidad aislada, sino de un tributo al juego.
EL DETALLE
No me cabe duda de que Capdevila jamás habría disputado la Eurocopa como titular de estar vivo Puerta. Casi una cuarentena de futbolistas españoles participó en este logro, aunque sólo 23 fueran los finalmente elegidos por Luis Aragonés. Puerta se visitó de internacional por única vez en la dolosa derrota frente a Suecia. Así, el título también está con Dios. Sergio Ramos, a quien el sevillismo debería redimir de una puñetera vez, lo recordó. Me acuerdo de otro sevillista, Palop, quien quizá se retire como campeón de Europa sin debutar con la selección. Su homenaje a Arconada fue el otro gran detalle de la celebración.

No hay comentarios: